LÍNEAS EN EL CIELO

El barco llegaba al puerto. Por fin y de una vez por todas, el viejo inglés se calló, ya era hora, todo el viaje haciéndose el gracioso. Hablando entredientes con esa ironía inglesa tan despreciable, esa ironía que tiene origen en el profundo sentimiento clasista que desprenden los descendientes de la época victoriana, ellos que se creen hijos del Imperio de Nelson...

Pero el barco ya había llegado al puerto. Por fin tomábamos tierra, el viejo charlatán se despedía de nosotros meciendo la hucha en la que abonar sus servicios, la hucha que nos recordaba que el Imperio se hundió ya hace mucho, lejos de Trafalgar, pero se hundió.

Cruzamos el barco y pisamos tierra. El sol se encuentra en lo más alto, las nubes se encargan de aliviar y Eolo las empuja de un lado a otro. El paseo es agradable, el parque está repleto de duendes y de las sombras que los guardan. Nosotros subimos, por el camino. Casi sin aliento vamos dejando a los que no conseguirán llegar nunca, el camino no es tan arduo, pero si engañoso.

Desde la cumbre lo vemos, la impresión es extraña. Al contemplarlo te das cuenta de lo estupido que es todo. En el suelo hay una línea pintada. Hay cientos de personas que se aglomeran alrededor de la línea, los fashes no paran de saltar, la gente posa sonriente mirando la línea del suelo, hacen cola para tomarse la foto que demuestre que ellos estuvieron pisando la línea.

No es una frontera, ni el paralelo 38, nadie ha muerto por esta línea pintada en el suelo, es tan solo otra obra del clasismo británico. Estoy enfrente del centro del planeta Tierra, ante el meridiano cero. Bienvenido al paralelo Oº O”

British kisses to eveybody,
sleep and dream, and just be happy