LA PARTIDA DE GO
Un viejo monje y un joven aprendiz de bonzo juegan una partida de go.
Las montañas, un lago cristalino y los almendros en flor sirven de escenario.
La partida comienza. El aprendiz juega cauto, el maestro responde sin prisas. Las piedras van creando formas sobre el tablero vacío.
El discípulo, levanta la cabeza del juego y pide permiso para realizar una pregunta. Levantando el cuenco de sus rodillas, el novicio pregunta.
-¿Se puede vivir el presente sin pensar en el futuro?
-Mi joven aprendiz, el futuro no existe, solo el presente es real.
-Pero... Como olvidar mis preocupaciones, mi vida será larga y cómo no preocuparme sobre lo qué me ocurrirá.
-Preocuparse por lo que no existe no tiene sentido. Vive el presente, y olvida tus preocupaciones.
La partida se desarrolla sin prisas, el sol acompaña pausado el devenir de la silenciosa batalla.
De nuevo el principiante interroga al maestro.
-¿Si el futuro es un sueño que no sabemos si ocurrirá, no deberíamos poner todo nuestro esfuerzo en convertirlo en realidad?
El maestro con los ojos entornados y sin levantarlos del tablero, responde.
-El futuro no puede ser controlado ni predecido, se construye por influencias de múltiples variables de las que los hombres mortales son tan solo una de ellas. Y tú, mi joven estudiante, no puedes ejercer más influencia de la que puedes.
El final de la batalla estaba cerca, aunque el resultado no es aún claro.
El joven comienza a dar señales de preocupación, su mirada se pierde más allá de los almendros en flor.
-Entonces... ¿Hay alguna manera de no errar mis acciones, de acercarme lo más posible a mi futuro imaginado?
El maestro aparta el cuenco, ya casi vació, y apoya sus manos sobre sus rodillas.
-Recuerda que aquel que cierra la puerta a los errores, dejará fuera la verdad.
-Pero...- La voz del novicio se entrecorta en un intento de autocontrol- ¿Cómo ser feliz en un mundo en el que no puedo tener control alguno?
La partida ha terminado, el final no permite sombra de duda.
-Si lo comprendes las cosas son como son, pero si no lo comprendes, las cosas son como son.
El futuro bonzo, recoge las piedras sobre el tablero, con la cabeza gacha reflexiona, mientras sigue preocupándose por su incierto futuro.
Las montañas, un lago cristalino y los almendros en flor sirven de escenario.
La partida comienza. El aprendiz juega cauto, el maestro responde sin prisas. Las piedras van creando formas sobre el tablero vacío.
El discípulo, levanta la cabeza del juego y pide permiso para realizar una pregunta. Levantando el cuenco de sus rodillas, el novicio pregunta.
-¿Se puede vivir el presente sin pensar en el futuro?
-Mi joven aprendiz, el futuro no existe, solo el presente es real.
-Pero... Como olvidar mis preocupaciones, mi vida será larga y cómo no preocuparme sobre lo qué me ocurrirá.
-Preocuparse por lo que no existe no tiene sentido. Vive el presente, y olvida tus preocupaciones.
La partida se desarrolla sin prisas, el sol acompaña pausado el devenir de la silenciosa batalla.
De nuevo el principiante interroga al maestro.
-¿Si el futuro es un sueño que no sabemos si ocurrirá, no deberíamos poner todo nuestro esfuerzo en convertirlo en realidad?
El maestro con los ojos entornados y sin levantarlos del tablero, responde.
-El futuro no puede ser controlado ni predecido, se construye por influencias de múltiples variables de las que los hombres mortales son tan solo una de ellas. Y tú, mi joven estudiante, no puedes ejercer más influencia de la que puedes.
El final de la batalla estaba cerca, aunque el resultado no es aún claro.
El joven comienza a dar señales de preocupación, su mirada se pierde más allá de los almendros en flor.
-Entonces... ¿Hay alguna manera de no errar mis acciones, de acercarme lo más posible a mi futuro imaginado?
El maestro aparta el cuenco, ya casi vació, y apoya sus manos sobre sus rodillas.
-Recuerda que aquel que cierra la puerta a los errores, dejará fuera la verdad.
-Pero...- La voz del novicio se entrecorta en un intento de autocontrol- ¿Cómo ser feliz en un mundo en el que no puedo tener control alguno?
La partida ha terminado, el final no permite sombra de duda.
-Si lo comprendes las cosas son como son, pero si no lo comprendes, las cosas son como son.
El futuro bonzo, recoge las piedras sobre el tablero, con la cabeza gacha reflexiona, mientras sigue preocupándose por su incierto futuro.
British kisses to everybody. Today, the answers of my questions are coming, maybe my future will be clearer.
posted by nico at 1:33 a. m.
3 Comments:
Gran relato. Me encanta el Go (aunque hace tiempo que lo tengo abandonado), y me parece una historia muy bella. Una cosa está clara, en el presente es mejor tener "sente" que "gote".
¿Conoces la novela "El Maestro de Go" de Yasunari Kawabata?
Hana-yori dango.
Gote-yori sente.
Vaya...
"una partida de Risk, una de go, un parchís... montones de preguntas sobre ti... mezclar tus fichas con las mias... bajo la mesa, tramposas tus caricias..."
Un beso guapo.
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